Plenamente ocupado en las labores domésticas ocasionadas por la reciente y fastuosa decoración de mi alcoba, chingándole grueso al desmadre que quedó por la enchulada que le dieron a mi recámara, había dispuesto la radio, sintonizándola en una estación que transmite esencialmente la que quizá sea la más deliciosa música del siglo veinte: el jazz; y que, no ha más de tres años descubrí en la FM, en el 107.9 para ser precisos, "Horizonte" es su nombre apelativo. también estaba oyendo en el radio una estación con la que me topé hace como tres años y que tocan casi puro jazz, música que está bien chida. La estación era Horizonte 107.9.
En ese momento se emitía un programa consagrado a relatar brevemente la biografía de algún músico o vocalista importante en la historia del jazz, intercalando con la narración las piezas musicales más representativas de su trayectoria. Estaba un programa en el que cuentan la vida de un monito jazzista y tocan sus rolas más chidas. Dos locutores, dama y caballero, tenían a cargo la parte narrativa. Sus voces, sin ser excelsas daban al programa un toque aterciopelado concorde con la música. Los locutores eran un güey y una vieja con unas voces bien chidas, como la musiquita del show. Sin embargo, por encontrarme como ya he dicho, atareado y absorto en otros menesteres, en realidad no prestaba mucha atención a las anécdotas y acontecimientos de la vida del personaje en turno. Aunque la neta ni estaba pelando a los güeyes esos, ¿pus no digo que andaba en chinga con otros pedos?
Fue así, distraído, como, si mi mente no se encaprichó en hacerme una jugarreta, escuché en voz de la mujer lo siguiente: Y enton's, mientras estaba en la pendeja, casi casi puedo jurar que la vieja dijo: "[...] ya la cagué. Fue un error de pronunciación [...]" perfectamente intercalado en el guión que leía. no sé qué no sé qué "ya la cagué fue un error de pronunciación" no sé qué no sé qué, o sea ai metido entre todo el rollo que tenía que decir.
El suceso me sorprendió y me llevó a la siguiente reflexión: cuando se trabaja en equipo no se debe confiar por completo en los demás, especialmente cuando es uno quien da la cara por todos. Porque en efecto, un error normal en la locutora se vio desproporcionadamente agravado por el error imperdonable de quien editó la grabación, afectando seriamente la imagen de aquélla. Después de oír eso pensé: chale no hay que fiarse de los demás, qué tal si le pasa a uno lo que a la perica esa. Pobre changuita, el güey que la grabó sí que la pasó a joder.
Ojo: no vayas a copiar el texto que está escrito a mano que es de puro desmadre. Gracias por hacerme el favor de subir esto a mi Blog.
2 comentarios:
Chale! Yo creo que ya vivo en estado de ebriedad permanente o de plano soy muy pendeja porque no le entendí al final de tu post. ¿Qué pedo conmigo, de qué me perdí?
Pero me hiciste reir mucho. Eres rebueno escribiendo. Un beso!
La nota final es para redondear el efecto de caer en lo mismo que estoy criticando. Supuestamente habría confiado en alguien para que subiera el texto al blog, pero ese alguien hizo mal el trabajo y lo copió, no sólo con una versión naca intercalada, sino ¡incluso con la nota que había dejado para esa persona!
Capisci?
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