lunes, diciembre 19, 2005

Solo y loco (así me suena, así me suena, así me suena).

Me miro al espejo y creo ver un rostro familiar. "Esa cara la he visto en algún lado" me digo a mí mismo y siento como si alguien me hablara. Volteo a un lado y hacia el otro con la fuerte impresión de que alguien me está buscando, como mirándome por encima del hombro. "Creo que estoy paranoico" "¿Quién dijo eso?..."

Salgo de mi casa lleno de suspicacia y casi puedo jurar que escucho pasos. Cesan cada vez que me detengo a indagar de dónde provienen. Alguien me sigue, rehusa darse a conocer. Huyo de prisa, tal vez pueda eludirlo si actúo con rapidez. Doblo en una esquina, hago como si tomara una dirección y me voy por otro lado, corro tan rápido como mis piernas lo permiten pero siento un jadear en los oídos. Mi corazón está que revienta. Desesperado me escabullo entre los arbustos de un parque desolado. Siento que jalan mis ropas, que tiran de mis cabellos y que con zancadillas pretenden hacerme caer. Finalmente tropiezo. Vuelo un par de metros, me siento ligero como el aire hasta que el impacto me demuestra lo contrario. Me aterra pensar que he quedado a merced de mi depredador, total y absolutamente desprotegido. Pierdo el conocimiento...

La nada se disipa lentamente. Siento como si, desde el fondo de un pozo sin fondo pero lleno a tope, emergiera abruptamente a tomar aire. Alguien recuerda encender el switch de la gravedad y percibo el peso de mi cabeza contra la almohada y, un momento más tarde, el de mi cuerpo contra el colchón. Al segundo intento consigo abrir los ojos que, sólo después de un rato parecen comenzar a funcionar. "¿Dónde estoy?", me pregunto. Tras una pausa que se prolonga hasta el absurdo me percato que es mi propia voz lo que escucho en mi cabeza, sonrío y descanso al darme cuenta que todo está bien. Me encuentro sano y salvo en la tranquilidad de mi cama.

Sin haberme desperezado del todo me levanto. Camino al baño cegado por un bostezo interminable. Dentro ya y frente al espejo me tallo los ojos para despejarlos por fin. Los abro y enfoco. El corazón da un vuelco ¿Quién es ese güey?